Hace poco estuve en un evento explicando en qué trabajaba —ayudo a personas y equipos a gestionar las tensiones que generan los desacuerdos a través de una nueva manera de comprender el Diálogo y el Disenso— y me sorprendí al escuchar en más de una ocasión la misma pregunta. ¿Y qué es el “disenso”?
Confieso que después de todos estos años investigando sobre el enfoque del disenso en el diálogo, esta pregunta me llegó a lo más hondo. Y fui consciente de que, efectivamente, he hablado de lo que supone “el disenso”, de cómo podemos gestionarlo mejor, pero no he ahondado suficiente en su significado.
La palabra “disenso” viene del verbo “disentir”, en latín “dis-sentire” y hace referencia a los distintos sentires que tenemos las personas.
Por eso, cuando hablo de gestionar el disenso, me refiero a gestionar esos distintos sentires que emergen en nuestras interacciones. Y pongo el foco en la diferencia, en lo diverso.
Hablo de que lo común es la diferencia. Cada persona es única. Nuestra perspectiva ante la vida, ante un evento, ante una tarea, en una interacción, es única, propia. Y, cuando nos juntamos con otras personas, “chocamos” ante su “otredad”, su manera diferente de “sentir”.
En ocasiones, en conversaciones con directores o responsables de equipo sobre generar espacios del diálogo desde el disenso, me pregunta extrañados: "¿Entonces, me estás diciendo que anime a la gente a que me lleve la contraria?"
Este es una pregunta interesante que quiero matizar.
A veces, el disenso se confunde con “llevar la contraria todo el tiempo”. No. Eso no es el disenso. Ahí se nos escapa un detalle muy importante: el de reconstruir la realidad contra la que nos “chocamos”, y disentimos.
El disenso revela, como dice Fusaro, la falta de adhesión del sujeto a un orden, real o simbólico. Es la interrupción individual de un amplio y hegemónico consenso; la puesta en discusión de un sistema real, ideal y de valores que se impone como dominante, o como exclusivo, o como mayoritario.
PERO, el disenso no se queda ahí, en el rechazo por el rechazo, en “llevar la contraria siempre”. Eso sería agotador e insostenible.
Lo que evidencia el disenso es que existe una manera distinta de sentir lo que es comúnmente aceptado.
El disenso insta a las personas a:
Y para eso se requiere:
Me gusta la triada anglosajona de DARE, CARE, SHARE para cerrar este texto sobre qué es el disenso y qué implica en los diálogos entre las personas y en los equipos en contextos complejos o de cambio organizacional.
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Foto de Kelly Sikkema en unplash